jueves, 31 de marzo de 2011

Viene y va de Nuez

Como mi primer intento fue un desastre, viene y va de nuez.

No se me importa un pito que las mujeres...

El poema:

No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!

Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres.

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!”... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.


Argumento.

Quiere una mujer que pueda volar junto a él. Sus atributos físicos son lo de menos, lo que él desea y sueña es convivir con una mujer que sonria por las mañanas y por las noches. Que vea el aspecto positivo siempre, y que sepa hacerlo volar aún en sus momentos más dificiles.


Conflicto: Encontrar con quien volar, como lo hizo con Maria Luisa.

Secuencia.

Situación Inicial.
Eufórica. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,

¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...

de pasarse las noches de un solo vuelo!

la seducción de una mujer pedestre,

no me es posible ni tan siquiera imaginar

que pueda hacerse el amor más que volando.



Proceso

Desmejora: Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,

tan locamente, de María Luisa.

¡María Luisa era una verdadera pluma!

Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,

volaba del comedor a la despensa.

Volando me preparaba el baño, la camisa.

Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,

de algún paseo por los alrededores!

Allí lejos, perdido entre las nubes, un un puntito rosado.

"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,

ya me abrazaba con sus piernas de pluma,

para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia

que nos aproximaba al paraíso;

durante horas enteras nos anidábamos en una nube,

como dos ángeles, y de repente,

en tirabuzón, en hoja muerta,

el aterrizaje forzoso de un espasmo.


Situación Final

Disfórica: que las mujeres

tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;

un cutis de durazno o de papel de lija.

Le doy una importancia igual a cero,

al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco

o con un aliento insecticida.

¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,

bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!


Oposiciones.

Mujer eterea - Mujer Terrestre.

Belleza física - Bellaza interna.

Realidad - ficción.

Aire - Tierra

Volar - Caminar.


Espacios.

Cielo, tierra, casa, nubes.


Tiempos:

Pasado, porque dice: Me enamoré de Maria Luisa.

Presente, porque menciona: "!Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!"


Mensajes denotados: El amor que le tiene a Maria Luisa, la mujer que vuela, que lo hace volar, la que siempre está cuando él la necesita, y la que siempre sabe como complacerlo.


Mensajes connotados: Amor, deseo, desamor, desespero, inconformismo.


Propuesta Ideológica. El aprender a aprovechar los momentos de felicidad. El saber sacarles hasta el último jugo, porque no se sabe cuando se pueden dejar de tener.